LA HORA EN LA BIBLIOTECA
“Quiero cuentos
Historietas y novelas
Pero no las que
Andan a botón
Historietas y novelas
Pero no las que
Andan a botón
Yo las quiero de la mano
De una abuela
Que me las lea
En camisón”
De una abuela
Que me las lea
En camisón”
De “Marcha de
Osías”. María Elena Walsh
Bienvenidos chicas y chicos de 6° “A” y 6° “B”
Les presentamos a la escritora Elsa Bornemann y un cuento de ella con un
personaje muy particular…
Elsa Bornemann es muy conocida
por su libro “Un elefante ocupa mucho espacio”, prohibido en la última
Dictadura militar que gobernó nuestro país.
Cuento: “Caso Gaspar”
Aburrido de recorrer la
ciudad con su valija a cuestas para vender —por lo menos— doce manteles diarios,
harto de gastar suelas, cansado de usar los pies, Gaspar decidió caminar sobre
las manos. Desde ese momento, todos los feriados del mes se los pasó encerrado
en el altillo de su casa, practicando posturas frente al espejo. Al principio,
le costó bastante esfuerzo mantenerse en equilibrio con las piernas para
arriba, pero al cabo de reiteradas pruebas el buen muchacho logró marchar del
revés con asombrosa habilidad. Una vez conseguido esto, dedicó todo su empeño
para desplazarse sosteniendo la valija con cualquiera de sus pies descalzos.
Pronto pudo hacerlo y su destreza lo alentó.
—¡Desde hoy, basta de zapatos! ¡Saldré a vender mis manteles caminando sobre las manos! —exclamó Gaspar una mañana, mientras desayunaba. Y —dicho y hecho— se dispuso a iniciar esa jornada de trabajo andando sobre las manos.
Su vecina barría la vereda cuando lo vio salir. Gaspar la saludó al pasar, quitándose caballerosamente la galera: —Buenos días, doña Ramona. ¿Qué tal los canarios?
Pero como la señora permaneció boquiabierta, el muchacho volvió a colocarse la galera y dobló la esquina. Para no fatigarse, colgaba un rato de su pie izquierdo y otro del derecho la valija con los manteles, mientras hacía complicadas contorsiones a fin de alcanzar los timbres de las casas sin ponerse de pie.
Lamentablemente, a pesar de su entusiasmo, esa mañana no vendió ni siquiera un mantel. ¡Ninguna persona confiaba en ese vendedor domiciliario que se presentaba caminando sobre las manos!
—Me rechazan porque soy el primero que se atreve a cambiar la costumbre de marchar sobre las piernas... Si supieran qué distinto se ve el mundo de esta manera, me imitarían...Paciencia... Ya impondré la moda de caminar sobre las manos... —pensó Gaspar, y se aprestó a cruzar una amplia avenida.
Nunca lo hubiera hecho: ya era el mediodía... los autos circulaban casi pegados unos contra otros. Cientos de personas transitaban apuradas de aquí para allá.
—¡Cuidado! ¡Un loco suelto! —gritaron a coro al ver a Gaspar. El muchacho las escuchó divertido y siguió atravesando la avenida sobre sus manos, lo más campante.
—¿Loco yo? Bah, opiniones...
Pero la gente se aglomeró de inmediato a su alrededor y los vehículos lo aturdieron con sus bocinazos, tratando de deshacer el atascamiento que había provocado con su singular manera de caminar. En un instante, tres vigilantes lo rodearon.
—Está detenido —aseguró uno de ellos, tomándolo de las rodillas, mientras los otros dos se comunicaban por radioteléfono con el Departamento Central de Policía. ¡Pobre Gaspar! Un camión celular lo condujo a la comisaría más próxima, y allí fue interrogado por innumerables policías:
—¿Por qué camina con las manos? ¡Es muy sospechoso! ¿Qué oculta en esos guantes? ¡Confiese! ¡Hable!
Ese día, los ladrones de la ciudad asaltaron los bancos con absoluta tranquilidad: toda la policía estaba ocupadísima con el "Caso Gaspar—sujeto sospechoso que marcha sobre las manos".
A pesar de que no sabía qué hacer para salir de esa difícil situación, el muchacho mantenía la calma y —¡sorprendente!— continuaba haciendo equilibrio sobre sus manos ante la furiosa mirada de tantos vigilantes. Finalmente se le ocurrió preguntar:
—¿Está prohibido caminar sobre las manos?
El jefe de policía tragó saliva y le repitió la pregunta al comisario número 1, el comisario número 1 se la transmitió al número 2, el número 2 al número 3, el número 3 al número 4... En un momento, todo el Departamento Central de Policía se preguntaba: ¿Está PROHIBIDO CAMINAR SOBRE LAS MANOS? Y por más que buscaron en pilas de libros durante varias horas, esa prohibición no apareció. No, señor. ¡No existía ninguna ley que prohibiera marchar sobre las manos ni tampoco otra que obligara a usar exclusivamente los pies!
Así fue como Gaspar recobró la libertad de hacer lo que se le antojara, siempre que no molestara a los demás con su conducta. Radiante, volvió a salir a la calle andando sobre las manos. Y por la calle debe encontrarse en este momento, con sus guantes, su galera y su valija, ofreciendo manteles a domicilio... ¡Y caminando sobre las manos!
Elsa Bornemann, “Caso Gaspar”, en Un elefante ocupa mucho espacio, Buenos Aires, Ediciones Librerías Fausto, 1975.
Sobre el cuento
Para releer y escribir
1. ¿Por
qué Gaspar camina con las manos?
2. ¿Conoces
alguna ley que determine la prohibición de caminar con las manos?
3. ¿Podés
nombrar alguna prohibición en nuestra sociedad? Explicá por qué te parece que
está prohibido.
4. ¿Por
qué hay que hacer leyes?
5. ¿Sabes
quién elabora las leyes en nuestra sociedad?
6. ¿Conocés
alguna ley que no se cumpla (en la vía pública, en el transporte público,
etc.)?
7. ¿Por
qué te parece que la autora usa la
palabra Caso
en el título?
8.
Hacé un
comentario sobre qué te pareció el cuento.
9. Si querés, podés hacer un dibujo y
lo compartimos en el Blog de la Escuela.
Cuando volvamos a clases podes pedir el libro “Un elefante ocupa mucho
espacio” de Elsa Bornemann
en la Biblioteca Escolar “Wolf
Schcolnik”


hola atodos!!!! somos eze y leo vachetta de 5 y6"A".nos gusto el cuento habla del respeto,de los derechos,de lo que piensa o cree la gente que no siempre implica un castigo por creer que es ilegal,a aprender a respetar al que piensa diferente,y a aprender a respetar todosss los derechos de todosss por igual a ser tolerantes,solidarios,amables y empaticos con los que convvivimos.besotes a todos!!!!
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